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Algoritmos (redes sociales)

La palabra “algoritmo” se utiliza muchas veces como una caja negra que incluye operaciones y procesos matemáticos e informáticos.

Pero para entender bien el tema que nos ocupa, es necesario precisar qué es un algoritmo. Un algoritmo es un proceso sistematizado que recibe unos datos de entrada y devuelve unos datos de salida. Por ejemplo, un algoritmo de suma de dos números, recibe dos números a y b como entrada, y devuelve como salida un número c que es la suma de a y b. Buena parte de las matemáticas y casi toda la informática de software, está basada en algoritmos.

En muchos casos, como en el caso de los algoritmos de las redes sociales, sabemos cuál es la entrada y la salida del algoritmo, pero sabemos solo algunas cosas de cómo opera el proceso lógico del mismo. Por suerte, lo que sabemos ya nos sirve para comprender muchas de sus consecuencias sociales.
Las principales redes sociales son empresas lucrativas, necesitan financiarse, y el modelo que han elegido para hacerlo es el publicitario. Así, otras empresas y organizaciones publicitan sus productos y contenido en redes sociales queriendo, además, obtener el máximo rendimiento de ello.

El objetivo primordial de los algoritmos de las redes es que pasemos el mayor tiempo posible dentro de ella, por eso de unos años a esta parte, en Facebook ya no vemos en orden cronológico todo lo que van publicando las personas y páginas a las que seguimos. Lo que nos aparece es un hilo de contenido personalizado, que incluye publicaciones y publicidad. Estos hilos de contenido personalizado constituyen precisamente la salida del algoritmo de Facebook. Pero para saber cuáles son los gustos y querencias de una persona, se necesita conocerla muy bien.

El algoritmo necesita tener todos los datos posibles sobre nosotras para optimizar los contenidos que vemos. Esto se consigue a través del big data, que significa literalmente “grandes datos”, y que se podría definir en español como “Análisis masivo de datos”. Una cantidad ingente de datos sobre los usuarios de las redes es recogida a cada minuto: posición del cursor en la pantalla, tiempo que pasamos en un cierto contenido, número de clics, publicaciones en las que comentamos, reacciones “Me gusta” o “Me enfada”, retuits, frases que recoge el micrófono del móvil cuando damos permiso, búsquedas en Google, y un largo etcétera.

Todos estos datos serán comparados con los de otros millones de usuarios para obtener un perfil aún más detallado, con nuestros datos que no hemos proporcionado pero que sí han proporcionado personas con un perfil parecido al nuestro. Por ejemplo, si nos gustan las manzanas, la música rap e ir a la playa, y a muchas personas con esos tres mismos gustos les gustan también las novelas policiacas, en nuestro hilo de contenido puede aparecer contenido de novelas policiacas. Por supuesto, el acierto no es cien por cien seguro, pero es lo suficientemente probable como para que a la empresa le reporte beneficios. Además, los datos recogidos no solo abarcan gustos personales, sino, como veremos adelante, también opiniones políticas y compromiso social.

Cinco de los diez puntos clave que Lanier analiza en su libro, que esencialmente son los siguientes:
‒ Muchos usuarios de las redes sociales desarrollan una personalidad hostil;
‒ La verdad se relativiza;
‒ Lo que decimos pierde su contexto;
‒ Se pierde la empatía y se deshumaniza a las personas;
‒ Se polarizan las opiniones políticas.

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