digital

Democracia digital

Se entiende por ‘democracia digital’ o e-democracia poner Internet y la tecnología al servicio de la ciudadanía, para que contribuyan en la consolidación del sistema democrático.

La ‘democracia digital’ va más allá del voto electrónico, abarcando la aplicación de las tecnologías de la información y comunicación (en adelante TIC) a otros aspectos del proceso democrático y permitiendo interacciones entre actores de naturaleza radicalmente diversa. “La democracia no es un fenómeno estático y universal; su carácter específico varía en función de diversas variables circunstancias. Su vitalidad, funcionalidad y supervivencia no pueden darse por sentadas. Se trata de un proyecto histórico, atravesado por las disputas entre aquellas fuerzas que, de distintas maneras, lo restringen y aquellas que tratan de ampliarlo, sobre todo fortaleciendo la participación”.

La ‘democracia digital’ no solo facilita el acceso de la ciudadanía a la información y prevé herramientas para realizar consultas ciudadanas, sino que agiliza el proceso y ofrece la posibilidad de una retroalimentación entre el Estado y los ciudadanos y un mejor control de las acciones de los gobernantes.

La e-democracia se basa en la activa participación e interacción ciudadana con autoridades y gobierno, mediante el uso de medios digitales para influir en las políticas públicas y en la toma de decisiones.

La colaboración, cooperación y co-creación son incentivos necesarios para estimular la e-participación de las mujeres, que ven su visión incorporada y reflejada en la adopción de nuevas normas jurídicas o políticas públicas. Las redes sociales cambian las relaciones de poder en el ámbito de la comunicación. Se establecen identidades digitales que van conformando un nuevo marco de convivencia y que desarrollan prácticas y costumbres que constituyen una verdadera cultura.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) explica el compromiso ciudadano online desde tres perspectivas distintas: a) información, b) consulta y c) participación. No obstante, Internet no puede ser calificado como un espacio democrático. La inexistencia de un poder público y democrático en Internet es uno de los argumentos para cuestionar que la red sea un espacio democrático, trayendo consigo varias consecuencias. La e-democracia traspasa las fronteras de un Estado y crea vínculos entre individuos y distintas entidades políticas.

La sociedad actual difiere en cuanto a composición, intereses, procesos o cauces de la sociedad típicamente análoga. Igualmente, la estructuración del poder en este nuevo espacio social digital, así como la modalidad de elección de ejercicio del poder difieren del entorno tradicional centradas en territorio, nacionalidad y vecindad. En un entorno transfronterizo, la noción de ciudadanía cambia y se adapta a la nueva realidad, i.e. digital.

La nacionalidad y la residencia pierden importancia, igual que, dependiendo de la cuestión y del diseño del entorno, el género del interviniente. La competencia antaño dada entre distintos estados se traduce, en el entorno digital, en la lucha por el poder entre distintas redes sociales o distintas plataformas.

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