
El uso de combustibles renovables, son definidos como aquellas soluciones de la industria química que permiten la conversión de energía eléctrica, producida mediante generadores renovables, en una forma de combustible que, recibiendo la denominación de “verde”, posibilitará su expansión a otros usos finales de la energía no contemplados en profundidad hasta la fecha.
En este sentido el hidrógeno verde (H2) ya está asumiendo un papel fundamental en el sector energético gracias a su condición de vector energético, que lo hace un firme candidato para usar en multitud de aplicaciones, ya sean estacionarias o móviles.
En un contexto energético en el que la producción eléctrica a partir de energías renovables de carácter gestionable cada vez tendrá más peso, los excedentes de energía podrían destinarse a la producción de hidrógeno mediante el uso de electrolizadores. Este hidrógeno podría consumirse directamente en el sector de la movilidad (vehículos de más de 3.500 kg), podría reconvertirse a energía térmica, re-electrificarse mediante pilas de combustibles o motores y turbinas de gas (por lo cual el sistema se podría considerar como un sistema de almacenamiento e incluso podría proveer servicios complementarios de ajuste al sistema) y, en sus últimas fases, podría ser vital tanto para la descarbonización del sector del transporte marítimo interinsular, usándose para producir amoniaco (NH3), como para el transporte aéreo interinsular con la producción de queroseno de síntesis.
Si a todo lo comentado se suman las aplicaciones de cogeneración (producción de electricidad y calor), el hidrógeno verde posibilita, técnicamente, la integración de las de energías renovables en todos los sectores.
La aplicación que, actualmente, se encuentra más próxima a la rentabilidad es la movilidad terrestre. Si bien es cierto que el vehículo eléctrico ya ofrece una solución interesante para vehículos ligeros, en el caso de autobuses o camiones parece no ser la solución más adecuada desde el punto de vista operativo (tiempos de carga, autonomía y tamaños de las baterías).
La opción tecnológica más próxima a la rentabilidad económica es la re-electrificación. Los casos que presentan más interés son aquéllos en lo que el que el suministro está totalmente aislado. Estos casos se suelen dar, especialmente, en sitios próximos o dentro de Espacios Naturales Protegidos, siendo ésta una de las razones por la que no se conectan a la red pública. La producción eléctrica de los parques eólicos y plantas fotovoltaicas podría ser almacenada y transportada en forma de hidrógeno, usándolo, cuando sea necesario, en pilas de combustible o en motores/turbinas de gas (disponibles incluso con fabricantes españoles), sin que ello suponga un cambio drástico en la gestión de estos emplazamientos.