
¿Cómo vas a desconectar si no te separas del móvil?
Muchos reconocerán los síntomas: mirar el teléfono nada más levantarse, consultar las redes mientras se come, contabilizar constantemente los likes de nuestras publicaciones… Todos estos son signos de que algo no va bien en la relación con nuestros dispositivos electrónicos y que es hora de probar la desconexión digital. ¿Y cómo se hace eso? Hay varios trucos, desde quitarse las redes durante una semana hasta colocar el móvil físicamente lejos de nosotros durante distintos períodos del día.
La importancia de la presencialidad y de la incomodidad voluntaria. O cómo se ha puesto de moda el ayuno de dopamina para activar nuestra consciencia, optimizar nuestro tiempo.
Desconectar de las redes sociales una semana puede mejorar el bienestar: es hora de hacer ‘limpieza digital’.
Tal vez esté de vacaciones y su móvil no tiene señal, o bien se le olvidó cargar el teléfono y ahora está sentado en una sala de espera, con cierta ansiedad. Sentirse incómodo cuando no se tiene el móvil en la mano, como si faltara algo, es una señal de alerta. En la mayoría de los casos, no hace falta desconectarse del todo y para siempre. Una pausa de las redes sociales durante una semana es suficiente para conducir a mejoras significativas en el bienestar.
A largo plazo, tomarse un descanso podría suponer una forma de controlar la salud mental, porque al hacer una pausa se incrementa el autocontrol y la consciencia sobre el tiempo y energía que se emplean en las redes. Además, las personas se dan cuenta de todo lo que pueden hacer con su tiempo libre como pasear, ver la familia o amigos, retomar los hobbies antiguos e incluso descubrir nuevas aficiones. “Tu autoestima empieza a mejorar y se modifica el estado de ánimo; realizas cambios que te hacen sentir mejor”. El primer paso para la limpieza digitales tener consciencia y asumir la necesidad de un cambio de comportamiento. Luego viene lo más difícil: llevarlo a cabo.
Aunque muchas personas utilicen la palabra adicción para referirse a esta gran dificultad de poner un límite al móvil, en sí es un trastorno del espectro que va de leve a grave, y el tratamiento puede requerir ayuda profesional, terapia y un largo descanso. Para distinguir el empleo problemático o adictivo de las redes sociales frente al normal o, incluso, al mal hábito, es necesario identificar si se produce un “intenso malestar psicológico”, una influencia negativa en las relaciones personales, en el trabajo, los estudios o el abandono de las actividades de ocio.
No es posible identificar la adicción a las redes sociales, ni a ninguna adicción, a través de criterios objetivos, como el número de horas dedicadas a esta actividad diariamente. “Cuando el usuario no es capaz de controlar su acceso, sintiéndose impulsado a hacerlo cada vez que siente el deseo o tiene la ocasión para ello, y cuando conlleva al incumplimiento de obligaciones, compromisos y planes, o arrastra al aislamiento social y al abandono de la comunicación presencial”. Se produce una disminución de las funciones cognitivas, como la atención y concentración en caso de adicción.